En Juan Carlos Golobisky, desde siempre “Golo”, se reconocen la humildad, la corrección, los modos gentiles y esa sensación de protección paternal que genera su voz en los oídos tucumanos. A los 85 años asombra con la precisión de su memoria desde su sólido “ser de radio”. Por eso tiene la palabra.
La radio: dueña y señora del aire desde hace 100 años- “Soy tucumano, pero empecé en la radio hace 70 años en Goya, Corrientes, donde pasé la niñez y adolescencia. Cuando vine a cursar en la UNT pedí el pase y me incorporé a una emisora que pertenecía a la misma red que la de Corrientes, la Red Argentina de Emisoras Splendid; aquí era LW3”.
La radio es un bien de todos los argentinos- “Cuando vine, en 1954, esa radio era la más joven. Entonces había tres radios AM. La primera fue la que hoy es LV7, que se inauguró en 1928; le siguió en el 37 la que perteneció a LA GACETA, Radio Aconquija (hoy es LV12), que nació con todo. Eran los primeros tiempos; se estaba haciendo recién la radiodifusión argentina. Pero cuando inició LV12 era una emisora con poderosos equipos, modernas instalaciones. Después se inaugura Splendid, que era una emisora muy popular. Pero tuvo problemas económicos y el proceso militar la cerró”.
Radio: el contenido antes que las formas- “En Splendid yo integraba el Departamento de Deportes y era locutor también. LV12 contrató a todo ese elenco deportivo de Splendid. Fue un gran salto porque era la más potente del país. Fui jefe de Deportes de LV12, en el servicio informativo. Con Manuel Felipe Gallo empezamos el primer servicio estructurado, con personal propio porque hasta entonces la radio se surtía de los servicios que le proveía LA GACETA”.
Los 100 años de la radio: un ejercicio saludable de la libertad- “En 1966, Radio Nacional tenía mucho interés en todo el país, sobre todo por la característica de su programación eminentemente cultural y la música, con transmisión de conciertos. Se la incluyó en los festejos del Sesquicentenario de la Independencia; llamaron a concurso. Me presenté y fui seleccionado para locutor. Pero desde unos meses antes la UNT estaba llevando a cabo una preparación para inaugurar el canal de TV, donde también me había inscripto. También quedé seleccionado para esa emisora. El 9 de julio de 1966, en medio de los festejos, con la visita de las autoridades nacionales, inició sus transmisiones LRA15 Radio Nacional Tucumán. Fui el encargado de abrirla porque me tocó el primer turno como locutor. Y a la tarde-noche cumplí la otra tarea: inaugurar Canal 10 de Tucumán. Pusimos en el aire el primer noticiero, que hacíamos con Pedro Pablo Masucci y fui jefe del servicio informativo”.
100 años en el aire: la reina se democratizó, pero no abdicó de su trono- “En Radio Nacional hice una carrera extensa. Fui locutor y después gané un concurso nacional para jefe de programación, una tarea para la cual tenía larga experiencia porque a los locutores nos hacían hacer de todo, desde programar hasta escribir los programas”.
Hojeando el Diario: los tucumanos comenzaban a escuchar radio en 1923- “Todos los exámenes para Radio Nacional eran muy exigentes. Para locutores, por ejemplo, era oral y escrito (música, literatura, cultura) y la prueba de micrófono era con lectura a primera vista. El Comfer (organismo regulador de entonces) exigía saber fonética de cuatro idiomas así que al inglés, francés e italiano se agregaban ruso y portugués. Era muy lindo”.
- “En el Gobierno de Raúl Alfonsín fui designado director de Radio Nacional, hasta que me echaron (se ríe) con Carlos Menem. Primero me declararon imprescindible y a los tres meses me llegó un telegrama. Como se inauguró Radio Universidad, me propusieron para director y acepté. Pasé por un filtro en la historia de Radio Universidad, que ya cumplió 30 años: fui el único designado por el Consejo Superior de la UNT y por unanimidad. A todos lados entré por concurso. Si Radio Nacional tenía dificultades por poco presupuesto, en Radio Universidad había que hacer malabares para conseguir la caja chica”.
- “Sigo en contacto con la radio porque soy un gran escuchador. Crecí escuchando radio, como se estilaba, en el living de la casa, con la familia reunida delante de un enorme aparato. Pero también me queda el recuerdo de que en plena II Guerra Mundial, en mi niñez, escuchábamos los dramáticos boletines. Entre tantos buenos locutores una voz sobresalía, la de Carlos Taquini, en el Boletín Sintético de Radio El Mundo. Escuchaba los partidos de Boca con un tío, con grandes relatores como Fioravanti. También me apasionaban las carreras. Más tarde fui relator de fútbol, de básquet, de boxeo y sobre todo de automovilismo. Hasta hicimos transmisiones en un programa que durante años fue el único en el NOA (‘Coche a la vista’), con transmisiones internacionales”.
- “En aquellas épocas no se estudiaba periodismo; nos hacíamos trabajando en los medios. También tuve licencia de radioaficionado. O sea que también hacía radio en casa. Era emocionante. Recuerdo la primera vez que un amigo radiotécnico armó todo el equipo. La primera vez que me llamó hicimos una prueba y nos comunicamos con la Antártida. Desde que me casé, nunca más radio en casa, obviamente, por la coexistencia pacífica (se ríe)”.
- “Las radios del interior en los horarios centrales pasaban a transmitir en cadena con las cabeceras de Buenos Aires, estructura que se inventó en la Argentina para ampliar el alcance relativo de las radios centrales. El país estaba dividido en tres cadenas con la cabecera en Buenos Aires: la primera fue LR3 Radio Belgrano, con la primera cadena argentina de Broadcasting; después estaba LV7 desde LR1 Radio El Mundo con la Cadena Azul y Blanca, y LR4 con la Red Argentina de Emisoras Splendid”.
- “Tuve la suerte de ingresar en la radio en un momento que en Tucumán iban ya alejándose las primeras figuras. LV12 tenía un plantel de locutores que encabezaba Pedro R. Bravo. Había otros grupos, con Alberto Savalza, Aguilar, que fueron a Radio Libertad, Miguel Ángel Yáñez, Jorge Bilotti y Jorge Stojan, que eran la generación que siguió a los próceres. Yo me inserté con ellos, que me contaban cómo era LV12 cuando se mudó a la calle Rivadavia: era una mansión refaccionada para radio, con escaleras de mármol, con portero de uniforme; el personal de saco y corbata. Pude tener las vivencias propias y por los relatos de mis compañeros”.
- “Es imposible recordar tantas anécdotas, desde pintorescas hasta dramáticas, pero sí están vivas las emociones. La primera fue aquel 9 de julio del 66, cuando participé de la inauguración de dos medios muy importantes. Radio Nacional transmitió casi siete años en unas instalaciones en el Camino del Perú (ahora hay un barrio). Después se inauguró la Casa de la Cultura, en San Martín 251. Allí se mudó, fue reequipada totalmente y se le puso el transmisor más potente del NOA. Me tocó salir al aire en la primera emisión de LRA15, la primera Estación de Frecuencia Modulada oficial en Tucumán”.
- “Cubrí visitas presidenciales y asunción de gobernadores. Me encantaba transmitir los conciertos desde el teatro Alberdi y desde el San Martín con destacados músicos y orquestas. En Nacional grabábamos los conciertos y los transmitíamos el lunes siguiente en un espacio que tenía mucha audiencia, ‘Veladas del teatro San Martín’. Y no olvidaré históricas transmisiones deportivas desde Brasil o Uruguay”.
- “Todo lo que sea radio a mí me apasiona”, dice.
Y no deja dudas.